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Fiesta del Inmaculado Corazón de María | Por Monseñor Martín Dávila

El 8 de diciembre de 1854 el Papa, Pío IX, proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción como doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe.

Por: Redacción 08 Diciembre 2022 10 12

Uno de los principales dones y prerrogativas con los que Dios dotó a la Santísima Virgen es su Inmaculada Concepción. Ya que no sólo permaneció libre de la más ligera mancha de pecado actual, sino que, por un singular milagro de la divina gracia, se conservó también libre del pecado original, con el cual vienen a este mundo todos los hijos de Adán.

También, porque era inminentemente apropiado que aquella que estaba destinada a ser Madre de Cristo y a darle carne de su carne y sangre de su sangre, no fuese tocada ni por la más ligera sombra de la culpa de Adán. A ella sola, entre todas las de su raza, le fue concedida tan singular inmunidad.

Debemos notar que la Inmaculada Concepción no se refiere a la milagrosa concepción de Cristo en el vientre de la Virgen Madre sin la intervención de un padre humano, como imaginan muchos no católicos, sino a la concepción de María en el vientre de su madre Santa Ana sin macha de pecado original.

Continuemos con más consideraciones sobre este magnífico y grandioso dogma:

I. Entre todas las criaturas humanas solamente a la Santísima Virgen María Dios concedió este privilegio de ser concebida sin pecado original, si bien a otros santos prodigó importantes dones, pero la exención de toda mancha original es un beneficio único en la Santísima Virgen y que no comparte con nadie.

2. Al dar este privilegio a María Santísima, Nuestro Señor, no quiso hacer una nueva creación y con esto quedara derogada esta ley que estableció para todo el género humano como consecuencia del pecado original. Más no fue así. María nacerá toda pura de padres contaminados como los otros hombres; de una fuente corrompida brotará, o hará brotar el Señor, el más cristalino arroyo.

¡Cuántas maravillas en esta gran maravilla! Tiene el demonio encadenado a todos los descendientes de Adán, y sólo una niña se libra de su tiranía. Un fuego abrasador lo destruye todo, y en medio del incendio general permanece un tallo intacto, que, no solamente no se quema ni afea, sino que de él brota la más bella de las flores, y produce el fruto que habrá de ser la salvación del mundo.

Un tirano feroz lleva la desolación por toda la tierra y extiende por todas partes su cruel dominación; pero una sola criatura le resiste y le vence, y se hace dueña del campo. Esta niña, este tallo, esta ciudad, es la Bienaventurada siempre Virgen María. ¡Ciudad santa de Dios, loada seas! ¡Cuántas grandezas a puesto Dios en ti!

3. El privilegio de su Concepción Inmaculada es la base en la que descansa todo el edificio de las grandezas de María. Este solo privilegio atrae, por decirlo así, todos los demás privilegios. Porque al saber que María ha sido concebida sin pecado original, ya no es necesario preguntar a quién está reservada la maternidad divina, la incorrupción del sepulcro, la resurrección anticipada.

La plenitud de gracias y de dones espirituales eleva desde este instante la santidad de María por encima de la santidad de los más grandes santos; y desde entonces posee de un modo perfecto el uso de su razón y todas sus facultades, exención de la concupiscencia y demás funestas consecuencias del pecado original.

Así como la abundancia de luces sobrenaturales, facilidad de adelantar continuamente en los caminos más sublimes de la perfección por una entera correspondencia a las gracias que recibe, sin que jamás venga a detener sus progresos la más pequeña imperfección.

LO QUE SINTIÓ EL PAPA PIÓ IX

Unas monjitas le preguntaron al gran Pontífice Pío Nono: “Santo Padre: ¿qué sintió Su Santidad en el momento en que proclamó el Dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre, de 1854? Porque le veíamos como trasformado y con el rostro iluminado”.

El Santo Pontífice respondió: “En el momento en que declaré que la doctrina que enseña que la Virgen María fue concebida sin pecado original, es un dogma de fe, sentí un conocimiento tan claro y tan grande de la incomparable pureza de la Virgen María que nadie podría describir; mi alma quedó llena de alegrías nunca sentidas.

Reúnan todas las grandes alegrías de sus vidas: las del día de la Primera Comunión, las del día de Toma de Hábito y del día de la Profesión, las Bodas de Plata, y tendrán una pequeña idea de lo mi alma sintió en aquella fecha memorable”.

María, concebida si pecado, es desde ese instante, en sentir de los Santos Padres, el milagro más insigne de todo el universo; abismo de milagros: toda ella puro milagro. ¡Ella es, dice S. Juan Damasceno, todo un mundo de magnificencias, la creación más admirable!

ENSEÑANZAS QUE SE DESPRENDEN DE ESTE MISTERIO

Todo este dulcísimo misterio respira perfume de inocencia: la conducta de Dios y la conducta de María Santísima. Ambas deben de predicarnos un horror al pecado, y una estima de la gracia y un gran deseo de santidad cada vez más perfecta.

1. Dios tiene tal aversión al pecado, y a la vez tiene un gran aprecio a la gracia; que no permitió, que la que iba ser la Madre del verbo Encarnado, fuera concebida en pecado, sino al contrario para distinguirla de las demás criaturas, ante todo, le da la gracia, con preferencia a todo, y para que ocupe el lugar de todo.

Meditemos sobre estas últimas palabras, primero: “Con preferencia a todo” ¡Oh prodigio inefable! Dios va a descender a los hombres, y le falta una Madre en cuyo favor despliegue su poder, su sabiduría, y todas sus infinitas perfecciones.

¿Y qué hace por Ella? Le da la gracia, que es lo más precioso de sus tesoros, y con todo y ser Dios como lo es, cree haber hecho bastante por su parte a favor de la más amada de sus criaturas, María Santísima.

Ahora meditemos la segunda palabra: “Para que ocupe el lugar de todo”. Desde entonces María quedó colmada de los bienes de la gracia, y solamente poseerá esos bienes, con los cuales, no sólo no le faltará cosa alguna, sino con su plenitud podrá enriquecer a todos los hombres. He aquí el concepto que Dios tiene de la gracia.

¿Será este concepto e idea que nosotros tenemos de la gracia? ¿Hemos preferido para nosotros y nuestros hermanos este gran bien a todos los demás bienes?

2. ¿Cuál será la estima que hizo de este divino don de la gracia la Virgen Nuestra Señora? Claramente nos lo manifiesta la fidelidad exquisita con que procuró conservarla y acrecentarla. Y lamentablemente para nosotros ¡Cómo contrasta en esto nuestra conducta con la de Ella!

María Santísima no ha tenido parte en nuestra degradación moral; todas sus intenciones se dirigen al bien, y, no obstante, toma todas las precauciones: huida del mundo, vigilancia sobre sí misma, austera penitencia, trabajo continuo, oración ferviente.

Y aun estando llena de gracia desde el momento de su concepción, y lejos de descansar en la abundancia de los dones que ha recibido, se dispone continuamente a hacerse acreedora a otros nuevos y acrecienta sin cesar el tesoro de sus merecimientos.

En cambio, nosotros ¿qué nos pasa? Que, con demasiada frecuencia, nuestras imprudencias nos exponen a perder la gracia, nuestras flojedades impiden aumentar en nosotros sus riquezas.

Pero, si tuviéramos la vigilancia que tuvo María, las gracias que recibimos serían suficientes para librarnos del pecado; igualmente con la fidelidad que tuvo María, esas gracias serían suficientemente abundantes para elevarnos a la perfección que requiere nuestro estado de vida.

He aquí, todos estos frutos y enseñanzas de este dogma admirable de la Purísima e Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

Por último, alabemos y regocijémonos en el Señor que así quiso engrandecer a la que había de ser su Madre y nuestra Madre.

Y demos el parabién a esta soberana Señora por los dones con que el Señor se ha dignado enriquecerla para gloria suya y provecho nuestro.

Gran parte de este escrito fue tomado libro de meditaciones “Horas de Luz” del Rev. Padre Saturnino Osés, S. J.

Sinceramente en Cristo

Mons. Martín Dávila Gándara

Obispo en Misiones

Sus comentarios a obmdavila@yahoo.com.mx

 


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